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El Imperio Romano también tenía "fast food": Mirá qué comían hace más de 2.000 años

Hace 2.000 años, en Mallorca, la gente del Imperio Romano ya se mandaba comida rápida bien original: no solo pollo y conejo, sino también zorzales, pájaros que todavía hoy se comen en la isla. Este descubrimiento nos muestra que la movida del fast food no es nada nuevo, y los romanos tenían sus trucos para preparar un snack al paso.


El barrio donde los romanos picaban su comida rápida

La cosa pasó en Pollentia, una ciudad romana que se armó en Mallorca después de que los romanos llegaron en el 123 antes de Cristo. Ahí, los arqueólogos dieron con un lugar que funcionaba como una especie de barcito o "popina", donde los locales podían agarrar un vino y algo rápido para comer. En el mostrador había seis ánforas grandes enterradas, que usaban para guardar vino o aceite.

 
Al lado, había un pozo de basura de unos 4 metros, lleno de restos de vajilla rota, huesos y basura en general. Lo interesante es que entre todos los huesos, los de zorzales eran los más abundantes. Estos pajaritos, que hasta el día de hoy se comen en Mallorca, eran un snack popular en esa época. Según Alejandro Valenzuela, investigador del IMEDEA, el sabor de estos pajaritos "se parece más al de las codornices que al del pollo". O sea que tenían su onda gourmet.
 
Además, había restos de pollos y conejos, lo cual muestra que en el menú de estos locales había variedad, y no se privaban de nada. Pollentia era un puerto activo y tenía todo lo necesario para que la gente viva con movimiento: templos, cementerios y un montón de negocios como este para picar rápido.

 

La receta rápida y furiosa del Imperio Romano

Lo más interesante es cómo preparaban estos zorzales. Y es que los arqueólogos se dieron cuenta de que faltaban huesos de patas y alas, pero había muchos cráneos y huesos del pecho, lo cual indica que les sacaban el esternón para aplastar el ave. Así se cocinaban más rápido, ya sea en una plancha o fritos en aceite, sin perder jugosidad. Una técnica piola para la comida callejera.

Por el tamaño de los pajaritos y el contexto, Valenzuela sugiere que los servían en brochettes o pinchados en palitos, algo cómodo para comer caminando o mientras charlás. Además, la cerámica rota sugiere que también podían comerlos en platos, como en casa.


Los romanos cazaban estos pajaritos en grandes cantidades con redes o trampas, y luego los vendían a estos locales para consumo rápido. Así, la comida callejera era parte del día a día y no solo para turistas, como ahora. El estudio de Valenzuela deja claro que en esas épocas el menú urbano era súper variado y se adaptaba a lo que había en cada estación.

 

 

 

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