La corrupción libertaria ya no se oculta: “Todo lo que tocás en La Libertad Avanza sale pus”
El discurso anticasta de Javier Milei se derrumba a pasos acelerados. A las denuncias por retornos en la Agencia Nacional de Discapacidad ahora se suma un nuevo escándalo en Berisso, donde el concejal Daniel Del Curto expuso la podredumbre que atraviesa a la estructura bonaerense de La Libertad Avanza.
Según el edil, fue desplazado de su rol de coordinador local por negarse a ser parte de un circuito de coimas que involucra directamente al senador Carlos “Charlie” Curestis, mano derecha del poderoso armador libertario Sebastián Pareja, el hombre de máxima confianza de Karina Milei.
La acusación es demoledora: tras el envío de 68 millones de pesos desde la Subsecretaría de Integración Socio Urbana –a cargo de Pareja– a la Municipalidad de Berisso, Curestis le habría reclamado a Del Curto el “10% de retorno”. En otras palabras, una mordida de 6,8 millones de pesos a repartir entre ambos.
“Todo lo que tocás en La Libertad Avanza sale pus”, sentenció el concejal, quien relató que, tras rechazar la maniobra, fue inmediatamente apartado y reemplazado.
El entramado de corrupción no termina ahí. Del Curto denunció nepotismo explícito con el desembarco de Leila Vallejos, una joven de 22 años sin experiencia, hija de un concejal de Florencio Varela, al frente de la oficina local de ANSES, sólo por ser amiga de Curestis. También apuntó contra el flamante titular del PAMI en la ciudad, Pablo Swar, un político que saltó sin pudor del peronismo al PRO y ahora al libertarismo.
Como si fuera poco, aseguró haber recibido graves amenazas, entre ellas la aparición de balas en su auto y llamados intimidatorios permanentes, tras haber roto con el espacio.
La denuncia de Del Curto confirma lo que desde hace meses viene quedando al descubierto: el “partido anticasta” es una máquina de reproducir los peores vicios de la política, disfrazada de pureza libertaria. Retornos, acomodos familiares, promesas incumplidas de fondos a municipios y persecuciones internas dibujan un mapa que se parece demasiado a la vieja política que Milei juró destruir.
La Libertad Avanza se promocionó como un espacio nuevo, distinto, incorruptible. La realidad muestra todo lo contrario: clientelismo, aprietes y negocios turbios que involucran a las segundas líneas del oficialismo, pero que rozan directamente a la mesa chica que responde a Karina Milei.
El “anticasta” quedó reducido a una farsa. Hoy, lo que se exhibe con crudeza es una organización donde el que no recauda para la corona, queda afuera. Y donde la amenaza es la moneda corriente para disciplinar a quienes se atrevan a denunciar.
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